Cuando el agua reclama lo suyo.

Esta semana pasada fue noticia en León la crecida de los ríos por las lluvias. Cierto es que, en estos tiempos de cauces regulados, embalses y pantanos, ya no estamos acostumbrados a verlos así y esa ha sido la razón por la que se ha convertido en todo un acontecimiento que ha llenado las redes de fotos y ha tenido eco en todos los medios de comunicación. Fuimos muchos los leoneses que nos acercamos a sus márgenes a curiosear y hacer fotos. Lógico hasta ahí.
Lo que ya es menos lógico es que haya quien se muestre sorprendido de los daños producidos, tanto en las márgenes de los ríos como en sótanos y cocheras de los aledaños a los cauces. Parece que hayamos olvidado que los cauces estaban ahí antes que las ciudades, pueblos y carreteras y que, por mucha regulación que se pretenda hacer, a veces el agua reclama su espacio.
Como recordatorio, no está de más comtemplar los puentes más antiguos para darse cuenta de que su longitud no es gratuita, por mucho que en la mayoría de las ocasiones lo parezca. Y de igual manera, su altura, que deja en estas ocasiones en evidencia que todo lo que se construya por debajo de ella, es susceptible de ser anegado y hasta arrasado.

 

 
Ha resultado especialmente fascinante ver el punto exacto de confluencia de los ríos Torío y Bernesga al sur de la ciudad, abarcando por completo el cauce.

Saludos a todos, nos vemos por León.

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